viernes, 12 de diciembre de 2008

Y si ellas no llegan al orgasmo… ¿qué hago?

Ya estamos otra vez con uno de los mismos temas de siempre. Claro, como todos queremos quedar como machotes todas las veces que nos acostamos con alguien, o todas las veces que nos acostamos con nuestra pareja.

Pues preocupaciones como las de: y si me voy yo antes que ella, y si no consigo excitarla lo suficiente como para que llegue al orgasmo, y si yo me voy antes, luego qué haré, y si… todo esto no son nada más que preocupaciones que nos pueden llevar a la desconcentración y acabar, incluso, en el temido gatillazo.


En primer lugar, todos los hombres quisiéramos tener un clítoris. Me explico. La cantidad de terminaciones nerviosas que tiene el clítoris de la mujer, supera entre unas 3 ó 4 veces, a las que tiene el hombre en el glande, que es, por su parte, dónde más alberga.

Dicho esto, fijaos que muchas de esas chicas con las que os acostáis tienden a intentar rozar s
u clítoris con la base de vuestro pene, o directamente se lo tocan ellas u os lo piden que se lo hagáis vosotros. Y es que, a nadie conocemos mejor que a uno mismo.

¿Por qué digo esto? Pues porque apenas entre el 20 y el 30% de las esas diosas que nos llevamos a la cama, son capaces de llegar al orgasmo exclusivamente a través de la vagina. La gran mayoría de ellas, tienen orgasmos clitoridianos. Esto evidentemente, no quiere decir que
no les guste, sino que simplemente no son capaces de llegar al climax sólo y exclusivamente con la penetración.

Comunicación, esta es una de las palabras clave. No se trata de que acabes de conocer a una chica en un bar de copas, cuatro horas después os vayáis un poco piripis a tu casa, o a la de ella, y cuando estéis desnudos y sepáis lo que toca hacer, te detengas y le preguntes “¿eres vaginal o clitoridiana?”.

No, ni el concepto es éste ni la comunicación tiene que ir siempre con palabras. Por nuestra parte, por ejemplo, se trata de intuir un poco a través de sus gestos, probar tocando suavemente los alrededores del clítoris y ver cómo reacciona. Y por parte de ella, yo creo que nos deben guiar un poco más, que no les dé vergüenza coger nuestra mano y llevarla camino de su… de su… ¡vaya! donde todos estamos pensado.

Éste es el tipo de comunicación que buscamos, una comunicación de movimientos, de gestos y reacciones que nos lleven camino de la desazón final que supone el orgasmo, y tras el cual, quedamos ambos rendidos a los pies del otro.

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