domingo, 1 de febrero de 2009

Uno, dos, tres... ¡Se acabó!

Noche de verano que apunta ser memorable. Llego a casa bien acompañado. Cierro la puerta. Rodeo con mis brazos su cuello y la beso desaforadamente. Luego con una de mis manos bajo el escotado top que lleva puesto, le toco las tetas. Nos es pequeño mi disfrute en este momento, cuando de repente, ¡aaahhh! Me fui…

En esto es en lo que consiste concretamente la eyaculación precoz. Es decir, en eyacular antes de que tenga lugar la penetración o justo en el momento en que nos vamos a poner a ello. Uno no tiene control sobre su propia eyaculación, se va, se va y no hay manera de impedirlo.

Si nuestro problema más que ese es que simplemente no duramos mucho, podemos arreglárnoslas con algunos trucos (y también alguna técnica).

Influyen mucho esa presión imaginaria (o no tan imaginaria) que los hombres nos ponemos para quedar bien, satisfacerla en toda regla y que hablen de los cuarenta minutos que uno es capaz de estar dale que te pego.

Otros motivos que se consideran pesos pesados en esto de irse antes de tiempo, son esos preliminares que han sido algo más que preliminares, además del tiempo que lleve uno en la nevera.

Pero volviendo a lo de los trucos, las técnicas y todo aquello. Entre las más míticas está la de contar de cero a un millón, la de pensar en el panadero de ciento y pico de kilos, etc. ¡Pero eso es un rollo! El sexo está hecho para ser disfrutado por los dos miembros (o más) que en él intervienen.

Por un lado tenemos los ejercicios de Kegel, que consisten en contraer sucesivas veces los músculos pubococcígeos. Pero de este tema ya hablaré en otro momento, con el fin de llegar más al fondo de la cuestión.

Para mientras tanto, tenemos la técnica de “parada y arranque” de Semans. Consiste en que cuando nos masturbamos y sentimos que estamos a dos sacudidas de la eyaculación, dejamos de masturbarnos agarrando nuestro pene de tal forma que el dedo pulgar presione el frenillo. Cuando dejemos de percibir esa inminencia eyaculatoria continuaremos masturbándonos. Así, varias veces hasta que finalmente permitamos (o sea ya inevitable) la eyaculación.

Por supuesto, esta técnica se puede emplear durante el coito, pero si lo hacemos, debemos de tener cuidado con no dejar de estimular a nuestra pareja (tocamos su clítoris, introducimos uno o dos dedos en su vagina, recurrimos al sexo oral, etc.). Pero, por favor, ¡que no se le baje el calentón!

Si algunos de los que lean esto sobre la técnica de Semans o los ejercicios de Kegel, quiere practicarlos con el fin de durar más, tiene que saber que no vale con hacerlo un par de veces al mes. Se lo debe tomar mucho más en serio, como si fueran unos deberes, vamos.

De todas formas, yo encuentro importante no obsesionarse, al fin y al cabo si te vas, aún puedes seguir un rato con aquello en condiciones para conseguir que tu pareja llegue al orgasmo, o incluso alcanzar tú el segundo climax.

Y chicas, los preliminares son importantes, sí, pero si pretendéis que duremos, que no pasen de preliminares… por favor…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si t corres pronto, le hechas otros 4 Preston, y ya esta.No te tortures, si t corres t corres y q le den por el culo. Hay q eyacular cuando viene, no hay q ser esclavo de las convenciones sociales.