domingo, 8 de marzo de 2009

¡Bésame!

Más fino el de arriba y más carnoso el de debajo. Ambos suaves y algo húmedos, sin asperezas. Tintados en un rojo pasión provocativo, vistoso y sugerente. Así son sus labios. Labios en los que su boca termina y labios con los que empieza el camino al éxtasis.

El primer paso que inaugura (o al menos debería ser lo más normal) una tarde, noche, mañana o los próximos quince minutos de placer en el descanso del trabajo, es el beso.

Pero hoy día nadie se preocupa de él. Compramos condones estriados, prelados, aquéllos que retrasan la eyaculación. Sujetadores que logran dejarnos sin respiración, braguitas transparentes o incluso de caramelo (sí, existen: http://www.encuentraregalo.com/2008/11/28/braguitas-de-caramelo/). ¡Basta ya! ¡Aprendamos a besar!

Antes de disponernos a hechizar a nadie con nuestros besos tenemos que cuidar algunos aspectos básicos de higiene. Y es que, por muy sabrosos que sean nuestros labios, si cuando abrimos la boca se escapa una halitosis capaz de dejar K.O. a cualquiera, desde luego no vamos por el buen camino.

También debemos evitar que se nos resequen o se nos agrieten los labios (cacao o vaselina, amigos). Cambia mucho lo que pensamos sobre esos labios brillantes y bien cuidados, sin pellejo colgando; a sobre unos labios que cualquiera diría que están en obras, completamente llenos de heridas.

Bueno y si antes de dar el primer beso, llevamos un caramelito o un chicle de sabor que salve el riesgo de mal aliento, probablemente nos sintamos más cómodos y seguros a la hora de besarle. De verdad, a nadie le gusta adivinar lo que el otro ha comido al mediodía.

Y ahora ya, entremos en materia.

Cuando vamos a besar a alguien por primera vez, no sabemos ni cómo le gusta ni cómo besa, con lo cual no es de extrañar que los primeros besos no resulten del todo exitosos. Si ves que el otro va muy lanzado, déjale la batuta. Te besará como a él le gusta. Tú mueve tus labios lo suficiente para no perder la musicalidad del momento. Deja que te lleven. Pero en el siguiente beso, demuéstrale cómo te gusta a ti.

Por regla general, gustan besos húmedos que no inundados. Con giros de cabeza no demasiado desbocados. Acompañados muchas veces de mordiscos en el labio inferior. Repito, en el labio inferior. Si no os lo creéis, morder el labio superior a vuestra pareja y colgáis aquí los comentarios de cómo reaccionó.

Los movimientos de la lengua son peligrosos. Por muy grande que sea nuestro apetito sexual en ese momento, no tenemos para nada que meter la lengua hasta la campanilla. Y esto sucede. Cuando nuestra calentura en el momento en el que estamos besando a alguien sobrepasa ciertos límites, nuestra lengua parece buscar algo en el fondo de la boca del otro. ¡Y eso no gusta en absoluto! Por supuesto que la lengua tiene que entrar en concurso, pero ¡cuidado!

Otra forma muy sugerente de utilizar la lengua es, por ejemplo, para lamer los labios del otro. Es decir, mientras besamos a nuestra pareja, nos apartarnos en mitad del beso, entonces ella se queda aún con los labios abiertos, y en ese momento, con nuestra lengua húmeda los repasamos por completo.

No limitéis el beso al exclusivo movimiento de los labios, la lengua y la cabeza. Tenéis dos manos, que usadas convenientemente, serían capaces de encolerizar la libido de un muerto. Y con esto no me refiero a que cuando besemos a nuestra pareja le toquemos el culo o las tetas, esos trucos los conoce todo el mundo. Aunque de todas formas, si estamos hablando de los primeros besos con una chica, lo mismo si le tocamos los pechos nos llevamos algún bofetón.

Como iba diciendo, juguemos con nuestras manos (bien cuidadas, por favor; nada de uñas negras ni cosas de ese estilo). Por ejemplo, antes de besarla, podemos pasar nuestras manos por una de sus mejillas, a la vez que la miramos a los ojos, bajamos la vista a los labios (con esto le decimos lo que viene ahora) y volvemos a mirarla a los ojos, para después besarla. Romántico, ¿verdad?

Yo recomiendo a la hora de jugar con nuestras manos, utilizar las yemas de los dedos o la palma. Tenemos más control sobre éstas que sobre el dorso de la mano. Además, al tocar con los dedos, tocamos sobre diferentes puntos (ya que tenemos cinco por mano) y las sensaciones están más repartidas. Tenemos que controlar la fuerza, de tal manera que cuánto más sutilmente pasemos la mano por su mejilla, mayor será la sensación que experimentará.

Nuestras uñas también deben participar. Pequeños arañazos, de los que no dejan marca pero transmiten enormes sensaciones de placer, dan muy buenos resultados. Justo debajo de la nuca, alrededor del cuello; antes, durante o después de cada beso. Todo vale con tal de que la sensación de placer que se experimenta con el beso, alcance la mayor magnitud posible.

Y después de los besos, los mordiscos y los provocativos arañazos quién sabe, lo mismo toca dormir acompañado. Espero que así sea…

4 comentarios:

Duncan dijo...

en el pais semanal: Orgasmo
o ¿qué, cómo, por qué? aqui te dejo el link
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Orgasmo/elpepusoc/20090307elpepusoc_3/Tes

Un abrazo a los dos y tu no estudies tanto que después te quedas encerrado

Anónimo dijo...

que grande eres alfonso
cuanta sabiduría... ;-)

Joako dijo...

debería dejar que me besaras para poder sentir lo que ellas sienten de un gran maestro de la seducción como tú.
Por cierto ya puestos a recomendar pásate por Miguelitto.com que además de contar las chorradas que se le ocurren también entran en el tema de seducir a chicas y tal, no es tan técnico y profesional como tu blog pero qué quieres son unos chavales de primero..

Infiesto dijo...

Preston, ¿Es necesario que tu blog sea rosa?